En la ponencia sobre las redes de distribución de electricidad en la transición energética, Oriol Gomis aportó el conocimiento del CITCEA-UPC para apuntar los retos tecnológicos de las energías renovables para ser competitivas con las fósiles a todos los niveles.
En el camino hacia la transición energética desde la titularidad pública de la red por el cual apuesta la Amep, además de la «Declaración de los municipios y entidades por la energía pública», en la jornada celebrada en el Auditori de la Escuela de Ingeniería de Barcelona Est (UPC) también contamos con la voz experta de Oriol Gomis, miembro del Centro de Investigación y Transferencia de Tecnología de la Universitat Politècnica de Catalunya (CITCEA-UPC).
El «trilema energético»: un sistema verde, asumible económicamente y seguro
Gomis presenta un esquema de tres patas que representan los tres objetivos a tener en cuenta para que un modelo energético basado en energías renovables se sostenga: lograr un sistema energético que sea verde, que tenga un coste económico asumible, y que funcione de forma segura y correcta, como mínimo, igual que hasta ahora.
«Cuanto más energías renovables integramos, más se tensa el ‘trilema’”, apunta Gomis, «pero su coste es competitivo con las fósiles y el modelo ya no va en un sentido unidireccional, de arriba a abajo, en la generación, la distribución y el consumo porque podemos generar en todas partes, más allá de las grandes centrales, con diferentes formas de propiedad más allá de las grandes empresas».
Es en este punto donde la investigación de centros como lo CITCEA-UPC, que estudia tanto los horizontes futuros como las realidades ya existentes, puede colaborar en la resolución técnica de escollos tecnológicos a salvar por parte de municipios que opten para modelos de autoproducción, a pesar de que las trabas regulatorias y burocráticas frenan muchos proyectos aún hoy en día.
Los retos para lograr un sistema energético 100% basado en las renovables
Gomis declara que «los sistemas eléctricos 100% basados en renovables son posibles, pero presentan retos que, aún así, pueden ser resueltos». A grandes rasgos, estos se resumen, por un lado, en las desviaciones a los voltajes y la sobrecarga a las líneas y transformadores, por ejemplo, en las zonas donde se instala mucha producción fotovoltaica en las cuales los cambios meteorológicos hacen cambiar la radiación y esto se traduce en los voltajes. Por otro lado, pueden aparecer dificultades de estabilidad por las que las variables oscilen y se desconecten líneas. Y finalmente, el apoyo en la red y la regulación de la frecuencia es también un tema a resolver porque, si queremos un sistema basado en renovables, estas tienen que contribuir al sistema tanto de forma general como si se trata de una isla eléctrica de un municipio.
Ante estos problemas, hay soluciones que pasan por la electrónica de potencia que permita mover las corrientes y los voltajes para asegurar que funcionen de forma estable, el almacenamiento que permita suministrar la energía producida a posteriori y así evitar picos y sobre saturaciones y la gestión de la demanda que, tal como apuntaba Gomis, tendría que cambiar de enfoque: «Si ahora el operador tiene una demanda constante y la suministradora decide qué plantas se conectan para suplir la demanda, en el futuro quizás es al revés porque con las renovables no podemos decidir cuando generamos y tiene sentido que la demanda se adapte a la generación». Un ejemplo de esto lo encontramos con el vehículo eléctrico que podremos aparcar, decir para cuándo lo queremos y, entonces, el momento en que se cargue, quizás no sea cuando lo conectemos, sino cuando haya recurso disponible.
La red inteligente
Gomis también señaló la necesidad de «desarrollar herramientas de análisis de planificación y expansión de la red teniendo en cuenta los retos y, en este sentido, por ejemplo, con las baterías para almacenar energía, entra en juego la red inteligente». Un ejemplo sencillo y práctico para ilustrar esto es el de una red de distribución de baja tensión en un vecindario en el cual instalamos producción fotovoltaica y después también eólica, porque puede pasar que el transformador se sature debido a que se ha excedido la potencia y hay más generación que demanda. En este caso, la solución sería instalar una batería para cortar los picos y, a la vez, inyectar la energía acumulada en la red para no perderla y aprovecharla más tarde. «Lo más importante es que esto no solo pasará a un vecindario, sino a todas las líneas de baja, media y alta tensión, donde tendremos plantas más grandes, y, por lo tanto, el reto es a escala global», señalaba Gomis.